jueves, 13 de octubre de 2011

COSTUMBRE DEL MATRIMONIO

En San Juan La Laguna se tenía por costumbre usar aguardiente para pedir la mano de una mujer para casarse en matrimonio, el muchacho; en este caso el novio, daba parte de su decisión a sus padres para que estos llevarán agua ardiente, guaro, pan, a los padres de la chica en señal del compromiso que el muchacho quería tener con la mujer. Antes de esta ceremonia, la chica debía haber dado previamente sus consentimiento para casarse con el muchacho y a su ves ser pedida en matrimonio.
Además del Pan y del Guaro; que por cierto es Licor o Alcohol, también llevaban Carne. Esta costumbre ya ha dejado de practicarse y es muy pero muy raro las familias que aún lo practican, y en caso de que aún se practique, solo se ve rara ves en las aldeas como Pasajquím, Palestina o Panyebar. Ya dentro del municipio mismo, es extremadamente raro volver a ver estas costumbres de antaño.
Ahora lo común es que el muchacho no pida la mano a la novia, por el contrario es más común escuchar que el muchacho la saco de su casa, o en otras palabras ‘se robo a la novia’. Antes por el contrario no se podía robar a la novia, lo más común que ocurría era que los padres de la muchacha le decían al hombre: “Tienes que Pagarnos todo lo que nosotros hemos invertido en ella, para que te la puedas llevar como esposa”. Familia San Juan la Laguna
En caso contrario que el muchacho no pudiera pagar el precio, no podía entonces tomarla por esposa. En ese entonces se pagaba entre 20 y 40 quetzales por la mujer, que más o menos hoy día son como entre 3 y 5 Dólares. Aunque se hacia una transacción por la chica, ella estaba predispuesta a casarse, y la transacción solo era parte de la costumbre misma. Ninguna mujer era tomada por esposa, si esta no deseaba casarse.
Aunque la transacción en San Juan La Laguna, era parte de la costumbre misma, no quería decir que el hombre podía solo pagar el coste de una mujer por encima de la voluntad de ella, por más que pagará este hombre por ella, ella era al final quien decidida si casarse o no.
En ese entonces en San Juan la Laguna, se buscaba a una persona guía que se encargaba de unir a la pareja en matrimonio, para ese entonces los casamientos no lo hacia la Municipalidad.

La Ceremonia del Matrimonio.
Una ves que el muchacho, ha determinado tomar a una mujer por esposa, se procede a ir a pedirle, primeramente se le pregunta al muchacho con toda honestidad, si en verdad le gusta la muchacha que quiere escoger por esposa. Al muchacho estar seguro de lo que quiere, se procede a ir a pedir la mano de la chica. En ese entonces, los padres del muchacho; algunos, tenían cierta pena de pedir la mano de la chica dado a que algunas veces los padres de la chica no eran personas muy amables, eran personas enojadas y poco amigables.
Así pues, era común en esos días escuchar decir “Espero en Dios que tus futuros suegros sean buenas personas”. Cuando la familia de la chica, recibía a los padres del muchacho, le decían de antemano que no tuviera ninguna pena de acercarse a hablar con la chica enfrente de los ellos, ya en ese entonces los padres mismos; ambas partes, daban lugar a que la joven pareja pudiera consolidar aún más su compromiso y sentimientos, es decir dejaban que la joven pareja pudiera seguirse cortejando y por supuesto enamorando.
Eso se hacia con el fin, de que tanto la chica como el hombre, estuvieran totalmente seguros que el matrimonio es lo que querían para sus vidas, y estableciendo que el matrimonio es un compromiso que ambos deberían cumplir con total placer. De hecho el matrimonio era visto como un placer que amabas personas podían estar complacidas de tomar, a diferencia de los tiempos modernos, en donde el slogan popular del casamiento es “el Matrimonio es como el Demonio”.

Consejos Antes del Matrimonio.
Antes de casarse, la joven pareja debía ser aconsejada para que su matrimonio fuera todo un éxito, la costumbre era la siguiente, la joven pareja debía colocarse de rodillas o bien hincados ante las personas que gentilmente les llevaban consejos para su matrimonio. Se les decía que debían respetar a sus suegros y a sus padres, se les pide que deben trabajar y jamás robar.
Todo lo que se les aconseja, la pareja lo escuchaba siempre hincados, hoy en días las parejas que desean tomar parte de esta practica, ya no se hincan, los consejos los escuchan totalmente de pie, o bien parados.
Los Primeros Consejos son para el Muchacho, se le pide que trate siempre bien a su esposa, se le pide que sea bueno con ella, también se le dice que siempre le compre ropa para que ella siempre luzca hermosa.
Algunas veces se presentaban ciertos problemas, cuando el muchacho tomaba por esposa a una mujer que era no indígena, pues en esos tiempos se tenía la idea de que las chicas ladinas, no estaban acostumbradas a trabajar, ya que muy regularmente la mujeres ladinas, eran hijas de padres burgueses; es decir padres con un nivel económico más alto que cualquiera en la aldea o el pueblo.
Cuando sucedía que el muchacho tomaba por esposa a un ladina, esta era aconsejada y se le decía que debía tratar bien a su marido, debe siempre lavar la ropa de su esposo, a su ves que se le decía al muchacho, que él debía procurar que no faltará nada en casa, y que siempre debía mantener jabón, y todo lo que fuera necesario para que a el matrimonio no le faltará nada.
También se le decía al muchacho que buscará siempre leña, de manera que la esposa pudiera preparar las tortillas. Recomendando siempre que desde el momento de haberse casado, asumió un compromiso con su familia, con su esposa y por tanto debe darle todo lo que el necesita.
Añadido a eso, se le decía mucho al hombre, que debía trabajar, además de eso se le decía que no debe involucrarse en vicio alguno, como alcohol. Y por ende que no debe salir mucho de casa, dado que ahora tiene familia, y debe ser él, el primero en dar el ejemplo a su familia. Acompañado de ese consejo se le decía “con el Sudor de Tu Frente te ganarás el Pan de cada día”.

Al muchacho siempre se le aconsejaba, para desenvolver a la perfección como líder del matrimonio, ya que en él recaía toda la responsabilidad de su matrimonio, y por tanto debía obrar siempre para bien de su familia.
A la chica siempre se le aconsejaba que debía tratar bien a su esposo, debía obedecerle en lo que él le decía, orientado siempre a seguirlo como líder, y no a someterse a la voluntad de él. Y en caso de que el esposo llegará a agredir a su esposa, ella debía dar parte sus padres o bien a sus suegros, para que estos intervinieran en el matrimonio.
Estas costumbres se realizaban tanto a mediados como a finales del siglo XX, y en algunas familias aún se practican personalmente quiero compartir que un pariente cercano a mi, aún practico en su matrimonio estas costumbres.
Espero que te haya gustado este artículo, y no dejes de visitarnos porque estaremos publicando más.

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